Virtual. Deseo y pasión en la nube

 Virtual

Te soñaba.

Te buscaba entre mis brazos bajo mis sábanas.

Alimentabas mi alma.


Jugué. Jugamos. Ni yo era yo, ni tú tampoco. 

Llegamos a intimar. Me diste tu nombre. Yo el mío.


El mío era real. El tuyo no.


Pasados estos años lo reconozco. Acepto que te puse un cuerpo que no te correspondía. Eras mujer. La misma que me llevó hacía ti. La que me bloqueó sin perdonarme la vida. La que provocó, queriendo o no, mis celos, bajo otro disfraz.


Mi cuerpo respondía. Te sentía. Quería tenerte. Quería tocarte. Quería lamerte.


Sólo una mujer podía seguir el juego.


Crédula, no lo sabía.


Pensé en tu semen. En tu pene. En ese miembro viril que me entraba, me penetraba. Me amaba.


Sacaste de mí aquello que ignoraba.


Estaba en ese tiempo en que se supone el deseo se apaga.


Mi menopausia alterada.


Busqué rastros en testimonios que no encontraba.


Guarde el secreto. No entendí qué pasaba.


Hubiera hecho lo que fuera por saltar la barrera de lo intangible.


Eras tú. Un ella y no él.


Ilusa, creí, pensé que te seducía.




Fuiste tú. Tendiste tu red. Tus trampas. En todas caí.


Si fuera posible, si lo aceptaras, estrecharía tu carne similar a la mía. No me importaría. Dos mujeres maduras que jugaron un día.


No me duelen prendas. Al contrario. Me hiciste un regalo. Amor y sexo regalados.


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